Para
comenzar esta actividad expondré la importancia de la literatura en la
infancia; los cuentos, son fundamentales para los niños. Les ayudan a crecer, a
construir palabras, a relacionarse con sus familiares, etc.
Desde
pequeñitos los niños aprenden a apreciar las historias, siempre hay algo,
alguna cosa, que "conecta" directamente con algún aspecto dentro de
ellos. Por lo que la incorporación de la literatura oral tradicional en
la escuela; supone hacer que los alumnos vivan, disfruten y experimenten “la
palabra”, que ha subsistido durante tantos años. La emotividad y sensibilidad
colma la comunicación entre las personas y van incorporándolas a su conocimiento.
Es evidente que estos cuentos son la herencia que se va elaborando y
transmitiendo de forma horizontal, resultando ser un gran recurso en nuestras
aulas y con el futuro acercamiento a la literatura escrita.
Estos
personajes mágicos llenan de emociones a todas las generaciones.
De
acuerdo con la actividad; el primer cuento folclórico que he escogido corresponde
en su clasificación: a los cuentos maravillosos. He seleccionado “The elves and
the Shoemaker” (Los duendes y el zapatero) de los hermanos Grimms (1905).
Existen múltiples versiones de este cuento, he elegido uno y lo he traducido,
adaptándolo a los niños de 4-5 años.
Este
cuento en sus versiones originales suele estar ambientado en la época navideña,
con el objetivo del simbolismo navideño de dar un regalo. Es de los pocos
cuentos folclóricos. Sin embargo, esta, carece de dicha temática. Aquí os dejo el
link: https://www.speakaboos.com/story/the-elves-and-the-shoemaker.
En
primer lugar, he simplificado el texto sin eliminar la esencia del cuento, de
modo que será menos denso para los niños. He adaptado el vocabulario y
suprimido y alterado frases que no me parecían muy convenientes para este grupo
de niños, como por ejemplo: en una ocasión menciona que (el zapatero y su
mujer) morirán de hambre. Son circunstancias que ocurren en la vida real pero
me parece un tanto impetuoso para los niños. Sin embargo, el psiquiatra
Bettelheim afirma que la comprensión de la vida no se adquiere repentinamente a
una edad determinada ni cuando uno ha llegado a la madurez cronológica, por lo
que los cuentos folclóricos son un vínculo, una vía hacia el reflejo de los
conflictos psicológicos, tanto para los niños como para los adultos; el autoconcepto
y explicarse del mundo. Por ello se hace necesario, que las cualidades de los
cuentos sean la estimulación de la fantasía y la imaginación.
En
esta etapa de la infancia, la fantasía es algo importantísimo para ellos.
Características como “la magia”, en este
periodo se sienten identificados, más bien, quieren ser como ellos… superhéroes
con cualidades o dotes, como puede ser la super fuerza o tener la capacidad de
hacer cosas a la velocidad del rayo.
Esta evidencia se refleja en el cuento cuando los duendes fabrican a la
velocidad del rayo los zapatos.
La fórmula de entrada, comienza como muchas otras historias :
Érase una vez, un zapatero que
trabajaba duro pero era muy pobre. Una noche, el zapatero se dio cuenta de que solo
les quedaba una última pieza de cuero, suficientemente grande como para hacer
un par de zapatos. Después tendría que cerrar su tienda.
El hombre se sentó en su mesa de
trabajo y cortó la última pieza de cuero. El zapatero agotado se fue a la cama,
tendría que levantarse pronto por a la mañana y terminar los zapatos. Con la
consecuencia de abrir la tienda muy tarde y probablemente no vendería los
zapatos.
A la mañana siguiente el hombre se
despertó y fue a la mesa de trabajo de su tienda. Para su gran sorpresa, se
encontró un par de zapatos ya terminados. Los zapatos eran perfectos. No había
ni una sola puntada que estuviera fuera de lugar. El zapatero, no podía creer
lo que estaba viendo.
-“Mary, Mary, ven rápido!” el zapatero
llamó a su esposa.
Mary bajo las escaleras del taller para
ver qué ocurría. “¿Qué ocurre?” le pregunto, “nada” dijo el zapatero. “En
realidad, algo maravilloso ha sucedido. Alguien ha hecho estos zapatos mientras
dormíamos.” Mary abrió la boca de sorpresa. “¿Pero quién haría algo tan
generoso por nosotros?” ella se preguntó en voz alta.
-“Son perfecto” el zapatero pudo abrir
su tienda pronto y un cliente los compro pagando más del precio original por su
buena calidad. El zapatero estaba tan
feliz que con el dinero que obtuvo de la venta de los zapatos, compró suficiente
cuero como para hacer dos pares de zapatos y comprar la cena para su esposa y para
él.
Esa noche, antes de acostarse, el
zapatero se sentó en su mesa de trabajo y recorto el cuero en dos piezas para
dos pares de zapatos que él haría por la mañana.
A la mañana siguiente el zapatero fue a
su taller para hacer los dos pares de zapatos, pero cuando llegó a su mesa, encontró
los zapatos ya hechos. Como la vez anterior, estaban perfectos en todos los
sentidos. El zapatero no podía creer su suerte.
- “Mary, Mary,” el zapatero llamado a
su esposa. “¿Adivina qué? ¡Alguien ha hecho los zapatos de nuevo!” él gritó.
Mary corrió escaleras abajo y empezó a bailar de felicidad. Corrió a ver los
zapatos. “Oh, esto es increíble! Me gustaría saber quién nos está ayudando. Me
gustaría agradecérselo. Yo les daría...”Mary se detuvo, se dio cuenta de que no
tenían casi nada que ofrecer. “Al menos, podemos agradecérselo”.
El zapatero abrió la tienda y dos
clientes compraron los zapatos. Como estaban tan bien hechos los clientes pagaron
más por los zapatos que su precio normal. El zapatero y su mujer pudieron
comprar cuero para hacer cuatro pares de zapatos. Luego se fueron al mercado y
compraron comida suficiente para dos días.
El zapatero bajó a cortar su cuero y
mientras trabajaba, tuvo una idea. Terminó rápidamente de cortar y corrió
escaleras arriba para contarle a su esposa la idea que había tenido.
- “Mary, debemos ocultarnos en el
taller de la tienda y esperar a que el misterioso ayudante venga esta noche,
para averiguar quién nos está ayudando” le dijo a su esposa.”
-“Que gran idea “dijo Mary.
Por lo que, se escondieron y esperaron.
Después de un rato, aparecieron dos elfos muy desaliñados, entraron en el
taller de la tienda y comenzaron hacer
los zapatos. Ellos trabajaban a la
velocidad del rayo y terminaron de hacer los cuatro pares de zapatos en dos
minutos. Los elfos se fueron antes de que el zapatero y su esposa pudieran
darles las gracias. A la mañana siguiente, el zapatero y su esposa decidieron
que no podían permitir que los elfos trabajaran en esas condiciones cuando les habían ayudado
tanto.
“Hace frío por la noche y viene el
invierno” dijo Mary, se entristecía con solo pensarlo.
De modo que, Mary cogió y corto un
trozo de las cortinas que colgaban en su dormitorio y con una aguja y un hilo
comenzó a hacer un traje para cada uno de los dos elfos. Hizo dos camisas, dos pares de pantalones, dos
pares de zapatillas, dos chaquetas, dos pares de guantes, dos bufandas, dos
sombreros…
Ese mismo día, el zapatero vendió los
cuatro pares de zapatos y utilizó el dinero de las ventas para comprar el
suficiente cuero para mantenerse en el negocio.
Por la noche; el zapatero y su esposa fueron a
la tienda y pusieron la ropa que Mary había hecho para los elfos en la mesa de
trabajo. A continuación, se escondieron y esperaron. Cuando los elfos finalmente
llegaron, vieron la ropa que y comenzaron a bailar de alegría. Los elfos se
fueron muy felices; el zapatero y su mujer, no volvieron a pasar hambre ni ser
pobres. Tampoco olvidaron nunca a los maravillosos elfos y vivieron felices
para siempre.
En
base a múltiples ideas principales que he adaptado para este público son como
por ejemplo: los duendes aparecen desnudos y he querido cambiarlo. También referente
a donde se esconden el zapatero y su mujer, en el momento que aparecen los
duendes, (detrás del sofá o la cortina) varia en el narrador. Se trata de un
detalle, que no interfiere en su naturaleza.
La
moraleja que como adultos podemos extraer: el trabajo duro y bien hecho,
siempre es recompensado. Posiblemente,
no coincide con la perspectiva o la interpretación que los más pequeños hagan
del cuento.
El
segundo cuento que he elegido también corresponde a los múltiples cuentos
folclóricos de los hermanos Grimms. Este se titula: RUMPELSTILTSKIN, (1905). http://es.cuentos-de-hadas.wikia.com/wiki/Rumpelstiltskin.
Al lado de un bosque, en un país muy
lejano, había un arroyo y un molino. La casa del molinero estaba cerca, y el
molinero, tenía una hija muy hermosa. Además, era muy astuta e inteligente. El
molinero estaba tan orgulloso de ella, que un día le dijo al rey que su hija a
convertir la paja en oro hilándola con una rueca. A este rey le gustaba mucho
el dinero; al oír la alabanza del molinero, se levantó su codicia, y mandó
llamar a la muchacha para que la trajeran. Luego la condujo a una cámara en su
palacio, donde había un gran montón de paja, y le dio una rueda y dijo:
"Todo esto debe ser convertido en oro antes de la mañana, como amas tu
vida", la muchacha dijo que no podía y aun así, el rey cerró la puerta
dejándola sola.
Se sentó en un rincón de la habitación y comenzó a llorar. Cuando de repente se abrió la puerta, y un duendecillo de aspecto gracioso entró cojeando, y dijo:
Se sentó en un rincón de la habitación y comenzó a llorar. Cuando de repente se abrió la puerta, y un duendecillo de aspecto gracioso entró cojeando, y dijo:
-Buenos días mi buena muchacha
-¡Ay! -exclamó ella-, debo hacer hilar
esta paja y convertirla en oro, y no sé cómo. -¿Qué me das -replicó el
duendecillo-, para que lo hagas por ti? -Mi collar -replicó la doncella-. Tomó
su palabra y se sentó al volante, silbó y cantó:
“Y zis-zas, zis-zas”, toda la paja se convirtió en oro hilado.
Cuando el rey vio que su deseo se había cumplido, su corazón se volvió aún más codicioso y volvió a cerrar la hija del molinero con una nueva tarea. La hija del molinero volvió a entristecerse.
“Y zis-zas, zis-zas”, toda la paja se convirtió en oro hilado.
Cuando el rey vio que su deseo se había cumplido, su corazón se volvió aún más codicioso y volvió a cerrar la hija del molinero con una nueva tarea. La hija del molinero volvió a entristecerse.
El duendecillo volvió aparecer y dijo:
-¿Qué me darás para hacer tu tarea? -El anillo en mi dedo -dijo ella.
“Y zis-zas, zis-zas”, toda la paja se convirtió en oro hilado.
“Y zis-zas, zis-zas”, toda la paja se convirtió en oro hilado.
El rey se alegró muchísimo de ver todo
este reluciente tesoro. Pero todavía no tenía suficiente; así que llevo a la
hija del molinero a un a una cámara del castillo con un montón mucho más grande
de paja, y dijo, “Todo esto debe ser hilado esta noche, y si es así, serás mi
reina”. Tan pronto como estaba sola, el duendecillo entró y dijo:
-¿Qué me darás para que te hile oro por
tercera vez? - No me queda nada-, dijo ella. El duendecillo dijo:
- Cuando seas reina me darás tu primer
hijo. -Puede que nunca lo sea -pensó la hija del molinero- y asintió a las
peticiones del duendecillo. Este volvió a convertir la paja en oro. El rey vino
por la mañana y, hallando todo lo que quería, se vio obligado a cumplir su
palabra. Se casó con la hija del molinero, convirtiéndose en reina.
En el nacimiento de su primer niño, había olvidó el acuerdo que había hecho con el duendecillo. Este entró en su habitación, al verle se acordó, la muchacha le dijo que le daría toda la riqueza del reino si no se llevaba a su hijo. El duendecillo se lo pensó y respondió:
En el nacimiento de su primer niño, había olvidó el acuerdo que había hecho con el duendecillo. Este entró en su habitación, al verle se acordó, la muchacha le dijo que le daría toda la riqueza del reino si no se llevaba a su hijo. El duendecillo se lo pensó y respondió:
- "Yo te daré tres días de gracia,
y si durante ese tiempo me dices mi nombre, mantendrás a tu hijo".
Ahora la reina permaneció despierta toda la noche, pensando en todos los posibles nombres; envió mensajeros por toda la tierra para descubrir otros nuevos. Al día siguiente vino el duendecillo, y empezó a nombrar los posibles nombres como: TIMOTHY, ICHABOD, BENJAMIN, JEREMIAH, y todos los nombres que pudo recordar; pero a todos ya cada uno de ellos dijo: “Señora, ese no es mi nombre”.
El segundo día comenzó con todos los nombres cómicos de los que podía oír hablar, BANDY-LEGS, HUNCHBACK, CROOK-SHANKS, y así sucesivamente y una vez más contesto: "Señora, ese no es mi nombre".
Al tercer día, uno de los mensajeros volvió y dijo: "He viajado dos días sin oír ningún otro nombre; sin embargo ayer, mientras trepaba por una colina alta, entre los árboles del bosque donde el zorro y la liebre se daban buenas noches, vi una cabaña. Delante de la choza alrededor de un fuego, un enano pequeño gracioso danzaba sobre una pierna y cantaba:
"Hoy tomo vino,
y mañana cerveza,
después al niño sin falta traerán.
Nunca, se rompan o no la cabeza,
el nombre Rumpelstiltskin adivinarán!"
El duendecillo apareció el tercer día;
Ahora la reina permaneció despierta toda la noche, pensando en todos los posibles nombres; envió mensajeros por toda la tierra para descubrir otros nuevos. Al día siguiente vino el duendecillo, y empezó a nombrar los posibles nombres como: TIMOTHY, ICHABOD, BENJAMIN, JEREMIAH, y todos los nombres que pudo recordar; pero a todos ya cada uno de ellos dijo: “Señora, ese no es mi nombre”.
El segundo día comenzó con todos los nombres cómicos de los que podía oír hablar, BANDY-LEGS, HUNCHBACK, CROOK-SHANKS, y así sucesivamente y una vez más contesto: "Señora, ese no es mi nombre".
Al tercer día, uno de los mensajeros volvió y dijo: "He viajado dos días sin oír ningún otro nombre; sin embargo ayer, mientras trepaba por una colina alta, entre los árboles del bosque donde el zorro y la liebre se daban buenas noches, vi una cabaña. Delante de la choza alrededor de un fuego, un enano pequeño gracioso danzaba sobre una pierna y cantaba:
"Hoy tomo vino,
y mañana cerveza,
después al niño sin falta traerán.
Nunca, se rompan o no la cabeza,
el nombre Rumpelstiltskin adivinarán!"
El duendecillo apareció el tercer día;
- "Ahora, señora, ¿cuál es mi
nombre?" "¿Es JOHN?", Preguntó ella. -No, señora ... -¿Es TOM?
-¡No, señora! -¿Es JEMMY? -No.
-¿RUMPELSTILTSKIN? -dijo la señora con
astucia-.
"¡No puede ser!" gritó él, "¡no
lo puedes saber! ¡Te lo ha dicho una bruja!" Y tanto y tan grande fue su
enfado, que dio una patada en el suelo que le dejó la pierna enterrada hasta la
mitad, y cuando intentó sacarla, el enano se partió por la mitad.
Como
en la anterior ocasión, he adaptado el vocabulario y suprimido y alterado
frases que no me parecían muy convenientes para público de 5-6años. Lo he
reducido un poco, sin alterar la esencia, detalles insustanciales que no perjudican
la trama del cuento.
Considero
que este cuento vaya dirigido al último ciclo de educación infantil; ya que se
pueden trabajar elementos que aparecen en el cuento como es: el molino ¿qué se
puede fabricar en un molino?, la paja, etc. Conocimiento que podemos consolidar con éxito en
este periodo.
A
esta edad, también, los estereotipos como puede ser el duendecillo; que representan
los personajes de los textos y su polaridad son imprescindibles para que los
niños identifiquen el contenido. La astucia
y la inteligencia por parte de la muchacha ayudan a los niños determinar que
muchos de los obstáculos que se producen en la vida se pueden solventar con la
inteligencia y con sagacidad.
El
tercer cuento que he escogido pertenece al autor Hans Christian Andersen, titulado:”
The emperor's new clothes” (El traje nuevo del emperador). En esta ocasión he
tenido que suaviza el vocabulario de esta versión. He intentado adaptarlo para
niños de 5/6 años.
Hace muchos años había un Emperador tan
aficionado a los trajes nuevos, que gastaba todas sus rentas en vestir con la
máxima elegancia.
La ciudad en que vivía el Emperador era
muy alegre y bulliciosa. Todos los días llegaban a ella muchísimos extranjeros,
y una vez se presentaron dos trúhanes que se hacían pasar por tejedores,
asegurando que sabían tejer las más maravillosas telas. No solamente los
colores y los dibujos eran hermosísimos, sino que las prendas con ellas
confeccionadas poseían la milagrosa virtud de ser invisibles a toda persona que
no fuera apta para su cargo.
-¡Deben ser vestidos magníficos! -pensó
el Emperador-. Si los tuviese, podría distinguir entre los inteligentes funcionarios
del reino de los que son inexpertos para el cargo que ocupan. Nada, que se
pongan enseguida a tejer la tela-. Y mandó abonar a los dos pícaros un buen
adelanto en metálico, para que pusieran manos a la obra cuanto antes.
Ellos montaron un telar y simularon que
trabajaban; pero no tenían nada en la máquina. A pesar de ello, se hicieron
suministrar las sedas más finas y el oro de mejor calidad, que se embolsaron,
mientras seguían haciendo como que trabajaban en los telares vacíos hasta muy
entrada la noche.
«Me gustaría saber si avanzan con la
tela»-, pensó el Emperador. Pero había una cuestión que lo tenía un tanto cohibido,
a saber, que un hombre que fuera inepto para su cargo no podría ver lo que
estaban tejiendo. No es que temiera por sí mismo; sobre este punto estaba
tranquilo; pero, por si acaso, prefería enviar primero a otro, para cerciorarse
de cómo andaban las cosas. Todos los habitantes de la ciudad estaban informados
de la particular virtud de aquella tela.
«Enviaré a mi viejo ministro a que
visite a los tejedores -pensó el Emperador-. Es un hombre honrado y el más
indicado para juzgar de las cualidades de la tela, pues tiene talento, y no hay
quien desempeñe el cargo como él».
El viejo y digno ministro se presentó,
pues, en la sala ocupada por los dos embaucadores, los cuales seguían
trabajando en los telares vacíos. «¡Dios nos ampare! -pensó el ministro para
sus adentros, abriendo unos ojos como naranjas-. ¡Pero si no veo nada!». Sin
embargo, no soltó palabra.
Los dos fulleros le rogaron que se
acercase y le preguntaron si no encontraba magníficos el color y el dibujo. Le
señalaban el telar vacío, y el pobre hombre seguía con los ojos desencajados,
pero sin ver nada, puesto que nada había. «¡Dios santo! -pensó-. No, desde
luego no puedo decir que no he visto la tela».
Los dos tejedores, dándole los nombres
de los colores y describiéndole el raro dibujo. El viejo tuvo buen cuidado de
quedarse las explicaciones en la memoria para poder repetirlas al Emperador; y
así lo hizo.
Los estafadores pidieron entonces más
dinero, seda y oro, ya que lo necesitaban para seguir tejiendo. Todo fue a
parar a sus bolsillos, pues ni una hebra se empleó en el telar, y ellos
continuaron, como antes, trabajando en las máquinas vacías.
Poco después el Emperador envió a otro
funcionario de su confianza a inspeccionar el estado de la tela e informarse de
si quedaría pronto lista. Al segundo le ocurrió lo que al primero; miró y miró,
pero como en el telar no había nada, nada pudo ver.
«Yo no lo veo -pensó el hombre-, ¿será
verdad que no estoy capacitado para mi puesto? El empleo que tengo no lo suelto.
Es preciso que nadie se dé cuenta». Y se deshizo en alabanzas de la tela que no
veía, y ponderó su entusiasmo por aquellos hermosos colores y aquel soberbio
dibujo.
-¡Es digno de admiración! -dijo al
Emperador.
Todos los moradores de la capital
hablaban de la magnífica tela, tanto, que el Emperador quiso verla con sus
propios ojos antes de que la sacasen del telar. Seguido de una multitud de
personajes escogidos, entre los cuales figuraban los dos probos funcionarios de
marras, se encaminó a la casa donde paraban los pícaros, los cuales continuaban
tejiendo con todas sus fuerzas, aunque sin hebras ni hilados.
-¿Verdad que es admirable? -preguntaron
los dos honrados dignatarios-. Fíjese Vuestra Majestad en estos colores y estos
dibujos -y señalaban el telar vacío, creyendo que los demás veían la tela.
«¡Cómo! -pensó el Emperador-. ¡Yo no
veo nada! ¡Esto es terrible! ¿Acaso no sirvo para emperador? Sería espantoso».
-¡Oh, sí, es muy bonita! -dijo-. Me
gusta, la apruebo-. Y con un gesto de agrado miraba el telar vacío; no quería
confesar que no veía nada.
Todos los componentes de su séquito
miraban y remiraban, pero ninguno sacaba nada en limpio; no obstante, todo era
exclamar, como el Emperador: -¡oh, qué bonito!-, y le aconsejaron que estrenase
los vestidos confeccionados con aquella tela en la procesión que debía
celebrarse próximamente. -¡Es preciosa, elegantísima, estupenda!- corría de
boca en boca, y todo el mundo parecía extasiado con ella.
El Emperador, les nombró tejedores
imperiales.
-¡Por fin, el vestido está listo!
Llegó el Emperador en compañía de sus
caballeros principales, y los dos trúhanes, levantando los brazos como si
sostuviesen algo, dijeron:
-Esto son los pantalones. Ahí está la
casaca. -Aquí tienen el manto… Las prendas son ligeras como si fuesen de
telaraña; uno creería no llevar nada sobre el cuerpo, más precisamente esto es
lo bueno de la tela.
El Emperador se quito sus prendas, y los
dos simularon ponerle las diversas piezas del vestido nuevo, que pretendían
haber terminado poco antes.
-¡Dios, y qué bien le sienta, le va
estupendamente! -exclamaban todos-. ¡Vaya dibujo y vaya colores! ¡Es un traje
precioso!
-Muy bien, estoy a punto -dijo el
Emperador-. ¿Verdad que me sienta bien? – y una vez más de cara al espejo, para
que todos creyeran que veía el vestido.
El Emperador echó a andar, bajo el
magnífico palio, mientras el gentío, desde la calle y las ventanas, decía:
-¡Qué preciosos son los vestidos nuevos
del Emperador!¡Qué hermoso es todo!
Nadie permitía que los demás se diesen
cuenta de que nada veía, para no ser tenido por incapaz en su cargo. Ningún
traje del Monarca había tenido tanto éxito como aquél.
-¡Pero si no lleva nada! -exclamó de
pronto un niño.
-¡Dios bendito, escuchen la voz de la
inocencia! -dijo su padre; y todo el mundo se fue repitiendo al oído lo que
acababa de decir el pequeño.
-¡No lleva nada; es un chiquillo el que
dice que no lleva nada!
-¡Pero si no lleva nada! -gritó, al
fin, el pueblo entero.
Aquello inquietó al Emperador, pues
barruntaba que el pueblo tenía razón; mas pensó: «Hay que aguantar hasta el
fin».
En
resumidas cuentas en este relato, su narración expone la percepción del poder
que influye entre los que están teóricamente sometidos a él. El rey, al que le
preocupaba sobremanera su manera de vestir, vestimenta que se proyecta como la
legitimidad para reforzar su dominio. Le ofrecieron hacerle el traje con la
tela más suave y delicada que se pudiera imaginar y el rey, inmediatamente,
aceptó. Cuando el trabajo estuvo realizado, el rey se puso el traje y, aunque
él mismo ya se dio cuenta de que iba desnudo, no quiso manifestarlo en voz alta
por miedo a que los dos charlatanes descubrieran que era exactamente como
ellos. El rey se puso el traje y lo exhibió ante sus súbditos, que,
estupefactos, guardaron silencio ante la evidencia de que el rey iba desnudo.
Todo, hasta que un niño pronunció el voz alta "¡Pero si va desnudo!",
frase que sirvió para que, los que estaban a su alrededor abandonaran lo
políticamente correcto y se sumaran a la evidencia.
Relata
de una forma muy poderosa e impactante la sinrazón a la que pueden llevar el
deseo de apariencia, el miedo y la falta de criterio propio. Favorece, a su
valor educativo reforzándola y se hace incontestable. De hecho, este es un
cuento clásico cuya finalidad es más educar que entretener, y cuyo mensaje
sigue siendo igual de válido que hace cientos de años.
Es
en definitiva un cuento cuyas lecciones todos debemos aprender alguna vez en
nuestra vida, además de ser una historia divertida y original que suele gustar
mucho a los niños.
Es
una excelente forma de promover el criterio y la opinión propios. -- Promueve
la sencillez y la humildad -- Es una historia original, curiosa y divertida,
muy difícil de olvidar.
Web
grafía:
MODELO
DOCENTE: Literatura.
LIT2GO.
The Elves and the Shoemaker.2006-2017
PSICOANALISIS
DE LOS CUENTOS DE HADAS. Bruno Betterlheim. Septiembre 1994.
LIT2GO.
Rumpelstiltskin. 2006-2017
Perfecto.
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